jueves, 27 de marzo de 2014

Meryl comió pizza y yo la adoro un poco más por eso


Por imágenes como ésta Mery Streep es grande.


 Bueno, por eso y por ser una de las mejores actrices vivas de Hollywood, si no la mejor. Pero esta imagen es la prueba de que, uno, Meryl es una tía enrollada (recordad que es una de las protagonistas del selfie más famoso) y dos, sabe que su profesión es entretener y en la pasada edición de los Oscars, fue una de las secundarias de lujo que hizo que la ceremonia fuese entretenida, fresca y nada encopetada.

Por imágenes como ésta Meryl Streep es muy grande. 

Annie Leibovitz, The Hollywood Portfolio VF 2009



No hay nada más bello que una persona, en este caso una mujer, que acepta su edad, que es bella tal cual, que envejece con elegancia, con valentía lo que, seguramente, sea la causa de que siga creando maravillosos personajes.

Por que ha hecho de la inteligencia su marca, del trabajo constante su éxito, de la discreción su característica más relevante y de su talento y pasión una de las carreras más brillantes de Hollywood. Siempre, siempre tendremos a Meryl, cuando la vida nos golpee pensaremos en Sophie y en su dramática “decisión”, cuando nuestro jefe/jefa nos amargue la vida recordaremos las perrerías que Miranda Priestley le hacía a la cándida Andrea Sachs, cuando queramos cantar nos pondremos a Abba y cantaremos Waterloo (si ella lo hizo, nosotros también), cuando nos enamoremos sobrevolaremos África con nuestro Robert Reford particular, siempre, siempre nos hará la vida un poquito más bella y un poquito más emocionante con cada una de sus maravillosas interpretaciones. Siempre fascinante e hipnótica.

Y todo esto porque la vi comer pizza sin despeinarse ni perder un ápice de su clase (y porque hace unos días volví a ver (y ya van no sé cuántas veces) Las horas), pero es que la Streep es grande, grande, muy grande.