martes, 20 de mayo de 2014

Melancolía

Lars von Trier debe de ser un hombre muy infeliz y quiere que el resto también lo seamos mientras vemos sus películas. Al menos esa es la sensación que yo tuve después de ver Melancolía. Llevando una vida familiar con películas y entretenimiento "para todos los públicos", con poco tiempo y mucho sueño, no es fácil acabar viendo algo diferente, pongamos una peli de Lars von Trier. Hacía mucho tiempo, desde Bailando en la oscuridad (la crueldad hecha película), y ya tenía ganas de ver algo más, así que, que en La 2 diesen Melancolía me llenó de alegría, jeje.




Tenía ganas de verla, curiosamente, nunca me llamó la atención Dogville o Anticristo y Nynphomaniac no ha entrado en planes, pero Melancolía la tenía ahí lantente. Y claro en el tono más masoquista no defraudó. Cuando terminó me quedé hecha polvo. La película está dividida en dos partes, Justine y Claire, dos hermanas antagónicas, que llenan la película y a las que el planeta Melancolía hechiza de diferente manera. La promera parte, la de la boda de Justine es más dinámica, más dicharachera (si es que podemos utilizar este adjetivo para hablar de una pali así), la segunda parte ya está completamente bajo la influencia del planeta Melancolía. La casa se vacía de invitados y se llena de silencio, de secuencias silentes llenas de poesía. Sin embargo, los diez últimos minutos de la película son hipnotizantes y casi se podría decir que hasta trepidantes.


Siendo fiel a su estilo, Melancolía es de todo menos corriente, es elegante, es visionaria, es poética, es deslumbrante. Sus actores están magníficos, Kirsten Dunst debería mudarse a Europa definitivamente y ofrecernos más interpretaciones como esta (la adoro), al igual de Kiefer Sutherland, verle aquí es darte cuenta de que es uno de los actores más desaprovechados de la historia y por supuesto, Charlotte (Gainsbourg) que es brillante y genial y que está inmensa con esa forma tan emocionante de llorar. Sí está claro que Melancolía me gustó, y me gusta más cuanto más pienso en ella, a pesar de las pesadillas de después y de la mala baba que se me puso por el hecho de que el amigo Lars, siempre me lo haga pasar tan mal.