domingo, 29 de enero de 2012

Sexo, mentiras y Hollywood

Yo amo el cine. Fue la razón de mi existencia en la adolescencia/juventud. Coleccionaba pelis, fotos, me aprendía diálogos, efemérides de nacimientos y muertes, años de estreno... Todo eso fue dejando un poso profundo, si bien hoy todavía puedo afirmar con rotundidad que 1939 fue el año en que se estrenó Lo que el viento se llevó o que El cantor de jazz hizo lo propio en 1927 o que André Bazin fundó Cahiers du cinéma apoyado por unos jovenzuelos Godard y Truffaut, entre otros. He leído mucho y visto documentales sobre los entresijos del cine y de Hollywood en particular (mi favorito, sin duda, Cómo se hizo una leyenda: Lo que el viento se llevó). Pero leer Sexo, mentiras y Hollywood, la descarnada crónica del cine independiente de los 90, escrita por Peter Biskind ha sido como un puñetazo directo al estómago después de comer (todavía lo tengo dolorido). Todas las pelis que me gustaron en mi juventud aparecen en el libro, cada una con una historia más truculenta que la anterior. Al final, toda la historia del cine, todas las pelis que nos marcan están ahí o no, por la voluntad (la mayor parte del tiempo mala) de unos cuantos personajes, productores, distribuidores departamentos de marketing y prensa. La palma se la llevan los hermanos Weinstein (lo suyo sería una versión gore de El diablo viste de Prada), son el coco que se come a los niños que no se duermen, son ogros, orcos, gigantes impresentables que aniquilan la hierba que pisan, alimañas sin piedad que hundieron carreras de gente con talento y elevaron a la gloria de los cielos a bobalicones actores y actrices de dudosa valía. Por otro lado, Sundance (me encantaba aquella historia, aquellas pelis pequeñitas salidas de su semana de cine, parecía el paraiso de los cineastas el lugar bucólico en el que pensar, conversar, ver y hacer cine) qué grotesca historia de dejadez e hipocresía, al mando de un tipo sin sustancia que dejó de caerme bien, para empezar a dudar incluso de su cine, Robert Reford.


Que si me ha dejado de gustar el cine, NOOOOOO, sólo puede seguir apasinonándome. Además, se perdió mucho, muchas historias quedaron por el camino, mucho talento se desperdició y nunca fue reconocido, la mayoría de las películas que vemos son puro fruto del azar, de mentes caprichosas y de negociaciones encarnizadas. Pero se ganó más, tal vez.

Harvey y Bob Weinstein

Un apunte, detrás de The Artist, está él, Harvey Weinstein. ¿Alquien cree que una película como The artist, muda y en blanco y negro, con actores desconocidos, se hubiera estrenado a bombo y platillo si no estuviera detrás el culo gordo de Harvey? Lo que no quiero ni pensar es lo que habrá habido detrás de todo ello, insultos, humillaciones, gritos, promesas incumplidas y muchas úlceras de estómago... A Harvey le ha merecido la pena, este año está acaparando premios y focos (a falta de saber cómo le irá en los Oscars). La duda está en si será igual de beneficioso para el equipo que realmente la concibió, para su director Michel Hazanavicius o sus actores principales Jean Dujardin y Bérénice Bejo.

sábado, 21 de enero de 2012

Pequeña y deliciosa película (PDP)

Pongamos que tenemos ganas de ver una peliculilla pequeña, no demasiado conocida, no lo suficientemente indie, y difícil de conseguir. Pongamos que en ella salen actores desconocidos, salvo la protagonista que poco va acumulando fans desde su gloriosa participación en Weeds, Zooey Deschanel. Pongamos que la historia, que según dicen, no es una historia de amor, resulta ser de lo más romántica. Pongamos que Los Ángeles parece Chicago, que el verano no es verano sino la chica más cool de la ciudad. Pongamos que acabo de ver ( 500) días juntos - (500) days of Summer y que me ha gustado. Pongamos que tu chico se lanza en picado al Spotify para buscar la BSO. Pongamos que es ideal para ver en pareja, una tarde de invierno acurrucados debajo de una manta en el sofá
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sábado, 14 de enero de 2012

Hornby de mi corazón

Soy de esas personas que espera con impaciencia cada año, la nueva película de Woody Allen, aunque luego no esté a la altura de las expectativas. También espero los nuevos cd de Bruce Springsteen como adolescente histérica a la entrada de un concierto. Y también soy de esas personas que esperan con curiosidad el siguiente libro de Nick Hornby, porque como alguien lo Enlacecalificó una vez él es de esos pocos escritores de los que uno espera su nuevo libro con expectación. Bueno, he de reconocer que soy bastante mitómana, aunque con los años, las ansias se vayan aplacando.

Nick Hornby es un escritor que ya sobrepasa los 50.
Es un escritor que tiene más aspecto de hooligan inglés (del Arsenal, por supuesto) que de autor reconocido.
Es un escritor, que escribe con una enorme sencillez.
Es un escritor que con mucho humor y sin pretensiones vanidosas de intelectualillo pedante, disecciona cada etapa de la vida de la gente de su generación de una forma brillante y cercana.
Es un autor con cuyas novelas nunca te aburres son auténticos thrillers de la cotidianeidad.
Es un autor, capaz de escribir un magnífico guión cinematográfico, sensible, conciso, bellísimo, de un film más que digno y muy recomendable (An education), por el que incluso fue nominado al Óscar.
Es un escritor cuyos personajes femeninos son maravillosos.
Es un escritor que me descubrió mi chico, allá por los primeros años del siglo XXI y que, por supuesto, abunda en nuestras estanterías.
Es un escritor que se licenció en Cambridge y es profesor de literatura.
Es un escritor melómano, por lo menos, en cuanto a música de finales del siglo XX se refiere.
Es un autor que me apasiona, con el que nunca me aburro; y me da igual que no sea Dickens, Joyce o Woolf, porque sus libros son geniales y sus personajes adorables.

martes, 10 de enero de 2012

Princesas alternativas

Ser madre tiene un par de cosas malas y miles de cosas buenas. Una de ellas es la literatura infantil. Cuando no tienes un crío cerca, generalmente no es una sección que se suela visitar en las librerías y es una lástima porque cuando la descubres es realmente fascinante y maravillosa. Descubres ediciones preciosas de clásicos, auténticas obras de arte, descubres ilustradores apasionantes, descubres historias divertidas y diferentes, descubres que quieres ser niño otra vez...

Y para los que tenemos hijas si investigamos un poco resulta que hay princesas más allá de las princesas Disney. Ahí van mis propuestas de princesas alternativas.



La pequeña princesa

Es una niña de unos 5 años, vestida con un camisón blanco y una corona, vive en un castillo inglés con unos habitantes de lo más variopintos, aparte del rey y la reina están la criada, el coronel, el primer ministro, el general, el almirante, el jardinero, el cocinero (francés, por supuesto). Sus capítulos de dibujos animados son divertidísimos y sus cuentos son geniales (en ella reconocemos todas las características de nuestros hijos, las buenas y las malas, baste decir que todos los títulos de las historias comienzan con "Quiero..." una de las palabras favoritas de los más pequeños). Las ilustraciones son del dibujante británico Tony Ross, una maravilla.





Princesas olvidadas o desconocidas – Philippe Lechermeier y Rébecca Dautremer

Este libro todavía no me queda muy claro si es para pequeños o grandes. Las ilustraciones son de la artista francesa Rébecca Dautremer, una artista imprencisdible de la nueva ilustración infantil. El libro es totalmente irreverente, divertido y mágico y, por sus textos, por su diseño y por sus ilustraciones, es una auténtica obra de arte.






Las princesas también se tiran pedos - Ilan Brenman y Ionit Zilberman

Conocí este cuento gracias a Isaac Rosa que hablaba de él en su blog. Mi hija, obsesionada como todas las niñas con las princesas, se pidió para Reyes un cuento de princesas y pensé que éste podía ser la mejor opción posible. Le hizo mucha gracia el título y descubrir que Blancanieves, La Cenicienta o La Sirenita también se tiran pedos le ha encantado y divertido a partes iguales.

lunes, 2 de enero de 2012

Se inaugura el año Dickens

200 años del nacimiento de uno de los mejores escritores de la historia y no lo digo yo, lo dice todo el mundo. Es uno de mis favoritos, leerle es maravilloso. Así que como propósito de Año Nuevo me anoto, leer alguna más de sus novelas (no me será difícil tengo algunas en la recámara de mi librería): Historia de dos ciudades, Oliver Twist, El grillo del hogar (novelita navideña que acabo de comenzar), La señora Lirripier y una edición muy especial de Los papeles póstumos del Club Pickwick, cuya traducción corre a cargo de otro grande, Benito Pérez Galdós. Y para los descreídos echad un vistazo a Juliet desnuda, de Hornby, con su pequeño homenaje al genio.



Está claro que este año no saldré de mi fiebre british, será año de scones y té, mucho té: God save the king (Dickens).

Aquí dejo la página oficial de actos y homenajes preparados.
www.dickens2012.org/

Elegí un mal momento para decidir que tenía que dejar de ir a Londres compulsivamente, se supone que hay más mundo para ver.