Es una historia de amor contenida por las convenciones de la época pero de la que se trasluce, gracias sobre todo a las brillantes interpretaciones de sus actores, la incontenible pasión de la juventud, llena de sutilezas, miradas y momentos íntimos de una extrema delicadeza.
Las películas de Jane Campion (una de las directoras de cine
más infravaloradas del cine actual) suelen ser de una gran elegancia y sutileza,
pero también de una fascinante naturalidad, por muy de época que se vistan, que
te transporta a un mundo sensorial y cotidiano, a un mundo donde las palabras
se esconden tras las imágenes, tras las miradas, tras los pequeños gestos. El
preciosismo de su puesta en escena podría parecer anquilosado y atrapado en el
pasado, sin embargo es de una asombrosa modernidad.
Es perfecta su perfecta paleta de color, con sus fríos azules y turquesas, los rojos apagados y los violetas, salpicados con delicados rosas pálidos y aguamarinas; el sutil cambio de las estaciones, como pinturas impresionistas que nos transmiten en breves planos el sentir de cada época del año y a la vez el sentir de sus personajes. Los sobrios interiores, el contraste entre el oscuro, bohemio y atormentado estudio en el que trabajan Keats y su amigo Charles Brown, en contraste con las pálidas y desnudas paredes de la habitación de Fanny, luminosa y vitalista, con esa cortina que vuela y se desliza por el plano como si tuviera vida propia, que se convierte en un elemento clave en los planos que en ella transcurren. La pared que separa sus habitaciones y a la vez une sus almas, los vestidos y bordados que ella confecciona llenos de tanta belleza que consiguen sacar al poeta de su torre de marfil y devolverle a la vida común y sencilla de la familia Brawne. Todo ello, lo articula Jane Campion de forma tan magistral que con su pequeña película es capaz de devolvernos a la poesía de Keats, a la poesía hecha cine, a la vida convertida en mucho más de lo que es.
Una película muy interesante como ejercicio de estilo. La combinación entre trabajo actoral y estético funciona bien, pero como siempre pasa en este tipo de películas, me preocupa que ese preciosismo influya de una manera negativa en la historia en sí. Los sentimientos a veces "entran" más por los ojos que por la trama. Es difícil de explicar. Aún así, buen post. ;-)
ResponderEliminarHabrá que verla ;)
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