jueves, 3 de noviembre de 2016

Cartas a Mathilde



Cuando tienes la oportunidad de acercarte a una persona desconocida, sin apenas información sobre ella, se te obsequia con el maravilloso regalo del descubrimiento, del ir conociendo poco a poco, del ir aprendiendo, del querer saber más, del coger cariño a esa persona que de repente entra en tu vida y se convierte en un nuevo referente para ti. Eso es lo que me ha pasado con Mathilde Pomès, una completa desconocida para mí, y para la mayoría de los mortales, pero que resultó una persona fundamental para la difusión y las letras españolas en Francia. Cuando, a principios del siglo XX, España era todavía un lugar exótico, atrasado, pobre… para el resto de Europa, Mathilde se dejó fascinar y se convirtió en nuestra más entusiasta embajadora.

La labor de Mathilde como hispanista fue importantísima para la difusión de nuestras letras, sobre todo en Francia, ya que tradujo no sólo a autores contemporáneos si no también a Miguel de Cervantes o Calderón de la Barca. Además, tuvo una carrera propia como escritora, sobre todo como poetisa.

En estos días, y hasta el 8 de enero, la Biblioteca Nacional ofrece una interesante exposición sobre ella. Una exposición que gira alrededor de la vasta correspondencia que mantuvo con 160 personas de la cultura española durante la primera mitad del siglo XX y alguna figura de la intelectualidad hispana de América. El corpus epistolar lo componen más de 1.000 cartas, de las que sólo una muestra se puede apreciar, pero que nos da una idea lo que fueron aquellos años, sobre todo los anteriores a la Guerra Civil, de la riqueza intelectual y cultural que de la cultura hispana.



En la exposición se reúnen cartas de Falla, Unamuno, Azorín, Gómez de la Serna, Lorca, Vicente Aleixandre o Zenobia Camprubí, así como también una interesante muestra de la correspondencia que mantuvo con Margarita Bonmatí, esposa de Pedro Salinas. Se acompaña de fotografías, cartas manuscritas o mecanografiadas, dibujos y partituras musicales, y podremos descubrir pequeñas curiosidades de la trastienda de la época como, por ejemplo, que fue ella la que hizo posible que Salinas consiguiera la plaza de Lector de Español en la Sorbona de París. Que Zenobia Camprubí fue una de las primeras mujeres en España que tuvo carnet de conducir.  Que era ella la que conseguía encajes e hilo para la tienda de Arte Popular Español que abrió Zenobia en Madrid, y que además, se encargaba de hacer llegar la mercancía a la clientela francesa. O que a Jorge Guillén no le hacía ninguna gracia Pérez Galdós, reflejándolo en una carta escrita a Mathilde a la muerte del escritor, bosquejando un retrato bastante negativo de éste. Vicente Aleixandre le escribió: “Tú sí que eres el verdadero cónsul General de la Poesía Española en Europa” y con ese “nombramiento” se la conoció.

En 1931 le rindieron homenaje en el restaurante Buenavista, de aquel evento quedan alguna fotografía, y postales que le dedicaron Lorca, Salinas, Cernuda, entre otros asistentes, y de la cual se exponen objetos que documentan el mismo.



Merece la pena pues acercarse a esta brillante mujer, que contribuyó con su ingente trabajo a dar una visión más amable y con mayor estima de nuestro país, cuando en Europa todavía sonábamos a pandereta. Ahora sólo falta esperar a hacerle justicia de verdad y traducir, como ella hizo con nuestra poesía, la suya propia para que nosotros la podamos disfrutar y a publicar todo ese epistolario tan fundamental para seguir conociendo con mayor profundidad una de las épocas más brillantes de las letras españolas.

 


2 comentarios:

  1. Muy interesante ver que la mujer, en general y española en particular, se movía dentro de los círculos culturales de la época, como engranaje de transmisión y conocimiento para mayor enriquecimiento de todos. No deja de sorprenderme como estas mujeres fundamentales en la divulgación cultural del siglo pasado, se mueven por nuestra historia como fantasmas que no reciben ningún tipo de reconocimiento. Con lo difícil que es mujer e intelectual, antes y ahora, me atrevería a decir.

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  2. No puedo estar más de acuerdo contigo. De hecho, cuánto más leo a mujeres, más mujeres increíbles descubro, de las que nunca nadie nos habló y es muy triste. Necesitamos recuperar ese gran legado que nos dejaron en la sombra.

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